Cada letra una terapia
cada canción una herida,
un olor: la despedida
y cambiar las metas por propuestas.
¿Falacia?
Los besos: semillas
germinan las almas
con el vapor de los alientos
a irrepetible momento.
Una verdad que cuida con mimo la cordura,
como si aspirásemos a algo más
que a la certeza de perderla.
Qué las luces sean ideas
y los ahorros de tiempo.
Pueril boicot,
querer renacer para sanar,
en vez de yacer en el saco
de las experiencias vividas.
Para sabia: la silla
donde me siento,
dónde compadezco a los versos
de su autoría.
La armonía si no es extrema no luce,
las yemas seducen disonantes
al mampostero del camino
y se mantiene perfecto el aparejo
en jardines de ladrillo.
Cada verso, un remanso de paz
frente a la escalera,
la cima se desmorona,
se acerca al estrato bajo la corona
para dejar de aspirar.
Asómate a la esquina.
Los roces que sean de piel,
y los derroches de cariño.
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