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lunes, 6 de marzo de 2017

Todos los búhos somos iguales...

Todos lloramos y reímos en el mismo idioma. No te desampares si te rompen el alma porque fracturada, dejará pasar la luz mejor.

No tengas miedo a los cambios y sí a lo contrario. Porque todos sentimos el tiempo aunque nos vayamos de compás...

Olvida las faltas de cordura y apoya las de vergüenza para acabar con el ridículo sentido del ridículo.

Todos sentimos que se eriza la piel delante de la emoción, del arte y de la pena por injusticia real y casi nadie hace ascos a un abrazo, a un piropo sincero o a un orgasmo.

Esfuérzate en sumar al mundo, es mucho más agradecido de lo que imaginas y olvídate de restar, sobre todo a ti mismo.

Todos olemos mal si dejamos de asearnos y nuestros desechos no son plato de buen gusto para nadie, sangramos y enfermamos, asentimos y nos enfrentamos, cantamos en la ducha y bailamos de alegría. Ojalá todos los días.

Porque tú también puedes conseguir que pase, que pase la vida, que pase la tristeza o que pase de ti. Tú también lo puedes conseguir.

Porque no importa tanto el sentimiento de procedencia como nos han vendido, y ser, es más que "ser de", ser, es más sentir que ser...

Abre tu historia a nuevos personajes, ya verás como las horas de rodaje se hacen más amenas y a duras penas, dan menos que pensar y más que vivir por el arte de contaminar. Conoce más gente, aprenderás nuevas formas de equivocarte y aprender...

Cuando escribimos, todos buscamos sentirnos representados en el que lee, ¿pero cuántas veces lo conseguimos?

Y aunque a la hora de admitirlo nos dejen solos... Merece la cena tan secreta ibérica compañía, de los búhos que miran buscando inspiración para confirmar que sus almas no están solas.

Todos somos iguales.

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