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miércoles, 8 de marzo de 2017

Vomitar, las ansias y el poder...

Mientras el poder siga formando campo semántico con "de adquisición" o, "de seducción" tendremos un gran problema con todos los daños colaterales del ostentar y el detentar.

El poder debería ser una opción de calidad, además de una demostración de cualidades y no una exhibición de vanidad. Debiera ser una responsabilidad de posición y no de presunción. Por eso cuando vemos la interminable lista de crímenes sin nombre a manos del poder, varios tipos de ansia se ponen a funcionar en nuestra aletargada conciencia.

Otros poderes sin embargo, parecen cada vez más escasos y exentos de promoción alguna. Poder olvidar es casi un reto por la realidad de las tecnologías, poder perdonar algo obsoleto.

Cada vez nos creemos menos eso de que querer es poder, y como en las épocas prerrevolucionarias nos damos cuenta de que poder es nacer. Lo que sí que me remueve la bilis es cuando se puede y no se quiere. ¿Podemos cambiarlo?

Podamos como decía el jardinero, o no, hay que intentarlo. 

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