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viernes, 15 de septiembre de 2017

Aquí sigo

Aquí estoy por no hacer el gesto de irme,
por si me entran ganas de quedarme,
que aunque de verdad no las tengo,
las espero.

Con gestos mediocres, que aspiran a correctos,
con el alma diluida al 60% y una cordialidad apática,
teñida de imprecisas inter-prestaciones de malos modos.

Con presentaciones pendientes, y reflexiones constantes,
con silencio viandante y sensato proceder,
sin leer más que lo no dicho y esperando oír silencio.

Me salva el carácter, airadamente curioso y observador,
y las ayudas mínimas. Mal visto por unos,
alabado por otros, pues siempre han habido bandos.

Inspirado en recoger los mínimos detalles,
para construir acuerdos culturales
y pintar destellos de cordura.

Demandando gris al ébano y a la sal,
sin perder el verde bajo guía.

Aquí sigo, cantando bajito
y escribiendo en voz alta susurros en html,
presopensador por circustancias circunspecto.

Añorando fuegos lentos, guisos y nanas,
guiños y sopas bobas, con la sensación de un largo paréntesis
que una vez abierto volverá a ser lo que fue,

Aquí sigo porque no veo el signo que delimite lo ideal,
y queda aguardar hasta que reparen el faro,
o hasta que muden el acantilado

Ilusionado en que quizás el ikea preste sus instrucciones
y su carriles para recorrer la vida y que lo fabrique todo
con elementos falsamente reciclados.

Aquí sigue el anciano frente a la obra,
rompiendo mallas y el calendario,
en sorprendente equilibrio.

Autodeterminado a facer lo propio,
desechando lo falto por etiquetar de lo mejor,
y dispuesto a defender el desecho.

Aquí sigo porque quiero,
porque quiero seguir aquí,
hasta saber donde estoy.

¿Qué pasaría?

¿Qué pasaría si al decir, dijéramos?
Qué pasaría si la verdad fuera la norma
y la honestidad y la humildad en el trato,
de a diario...

Si sólo alguna vez de domingo,
nos mostráramos vacíos, tercos e insustanciales.

Ojalá cada roce hiciera el cariño,
y cada huracán fuera de pasión
y trajera vientos nuevos.

¿Qué pásaría si te esforzaras cada día?
Si pudieras divertirte por el camino, y
sentir orgullo del paseo, en lugar del destino...

Me encantaría que los impulsos terminaran
su fiel servicio al caos y la masacre,
y se convirtieran en decisiones instantáneas
para hacer el bien a los demás y a uno mismo.

¿Qué pasaría si todos saltaramos a la vez?
Si lo hiciéramos para ponernos en frente
de cualquier fabricante de armas.

Qué pasaría si en lugar de mirar una pantalla
miráramos la piel, unos ojos y un alma.

Qué pasaría si entendiéramos que para que alguíen tenga un ferrari
hay miles de personas sin nada, que los castillos y feudos
son el mismo embudo que los yates y las vidas de 7 estrellas,
y ¡no merece la pena!

¿Qué pasaría si dejáramos de ponernos el disfraz de causa global?
Si nos concentráramos en tirar la botella en el amarillo cada día,
si apagamos la estufa y la luz al salir,
si fuéramos educados con los demás, no como finalidad,
sino como contaminante ejemplo continuo...

Qué pasaría si dejáramos de buscar dónde,
y empezáramos a sentir orgullo del aquí y el ahora,
si valoráramos la oportunidad lo suficiente para llevarla a cabo,
en lugar de seguir defendiendo ideas y sueños,
y no hacer nada para materializarlos.

Qué pasárias si le dedicáramos menos tiempo todo,
¿tendríamos más tiempo libre,
o seríamos libres más tiempo...?













martes, 5 de septiembre de 2017

In front of the grass

Y si el horizonte siempre fuera verde
y las compañías se convirtienran en campañas,
si en la campiña cortara el césped...
¿Cuál sería la grama y cual la broza?

Y si los techos fueran más altos que las miras,
si los humos descendieran frente al valor
y no diera calor la chimenea.

Quién cegaría las miradas sinceras
y abandonaría la partida de ajedrez.

Y si la historia tuviera castillos y dobles alturas,
si cada rincón estuviera pensado para una escena del cuento
y las todas las piezas fueran de un juego.

Y si el ruido del cuerpo despareciera frente a la belleza de la estampa,
y si contemplarla fuera la mejor de las terapias
y en cada vistazo te sintieras más verde
junto al mejor café...

Y si todo lo que creías saber sobre los paisajes desapareciese,
y las escenas parecieran revelar más verdad,
y  si el perfume fuera de un nuevo comienzo, frente a la admiración de unos
y la envidia de otros.

Y si nada es tan verdad como lo que siente la piel,
y si el sol sólo se asomara para hacer cálida la historía,
para que la brisa fuera perfecta...

Y si ese vasto cuadrado de césped,
supiera mucho más de ti mismo que nadie en el mundo.

viernes, 1 de septiembre de 2017

Decepción

Cubierto de hierro y de alma,
Pensando pesado en el más alto balcón, como abrir la salida de emergencia.

Sin poder ver la estela, como un ciego en travesía de tormenta, guiado por un profundo Alzheimer, incapaz de recordar, lo vivido, lo soñado y lo sabido.

Con severo malestar como la peor de las resacas, de los desmedidos sentimientos embriagados de insensatez.

Perdido como el sudor de los hombres en el mar o su decencia en el bar. Bajo una presión constante, sin concepción de atmósfera.