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miércoles, 28 de octubre de 2015

La necesidad de definirte, no la comparto.

No comparto esa necesidad que tienes de definirte con tus pequeñas extensiones de piel artificial. Entiendo que a veces desde tu batida de inseguridades, agitadas a golpe de publicidad, necesites, desde mi punto de vista: crees que necesitas o te han hecho necesitar, un Iphone, un Mountain de alta gama, una Kawasaki de más potencia, una bici Orbea o Alpine, beber Colacao, Cocacola y Puerto de Indias bebida de cine y si es posible cuanto más lejos viajar...

No es que no lo comparta para hacerte sentir mal, no te critico, con un pseudorespeto lo tolero, sólo no lo comparto y a veces por vehemencia lo exagero.

Si te hace sentir mal que te lo diga, disculpa, pero creo que entonces estás más cerca mía de lo que crees, estás atrapado por tu oficio de guadarnés, guardando arneses que te fijan de forma segura a los bordados y símbolos de camisas y polos, aunque tranquilo, no estás solo. 

No me identifico con símbolos, y como alguna vez ya he comentado, tampoco con himnos, patrias y naciones. De hecho sólo si estoy borracho me toca los cojones, luego se me pasa.

Valoro la libertad, la lealtad y el respeto y suelo reírme en silencio, de los partidos y de los que toman en exceso partido, me río también de las fronteras, del racismo, de los sistemas sociopolíticos, de los que se definen con ellos. Me río mucho y muy a menudo por cosas absurdas. Me río de las preferencias estéticas asociadas a la profesionalidad, al nivel adquisitivo, la decencia y la honradez.

Me río de los cargos de confianza, de las elecciones a dedo, de tanto dinero y tantas ganas de cambiar la persona que antes estaba por ti mismo.

Mi barba no es fruto de ninguna moda o ideología si no de un ahorro de tiempo. Mi música no se mide por el valor de mi guitarra y evidentemente mucho menos por la calidad ni calidez de mi voz, no me esfuerzo en ser diferente ni alternativo y no necesito pantalones de rayas ni pañuelos con estampados étnicos, pulseras de cuero ni mantas de colores para ser incisivo.

¿Porqué no te identificas con la cultura? Quizás, más o menos a Mas, sea lo que le quede de razón.

Tampoco la elegancia es un fin en sí mismo, aunque reconozco el valor artístico de la picaresca combinatoria.

No hay problema si necesitas de esos símbolos, no estoy hablando de ti, sólo me estoy abriendo para que con un poco de suerte alcances a conocer un poco más de mí y aprendas hoy una palabra nueva, sin emblemas.

Hoy no necesito símbolos, ojalá mañana tu tampoco, porque yo ayer los necesité para darme cuenta de que hoy ya no. Adelántame.

Ya no uso anillos, aunque me he dado cuenta de que una pulsera me hace sentir la muñeca más bonita, a veces llevo alguna hasta que se rompe, luego las que no se rompen no me las suelo poner porque me canso de ellas y necesito echarlas de menos para alguna ocasión.

No es mi ropa lo que me define, sino más bien mi estado de ánimo, que ocasionalmente me viste de gala y de Gala quisiera que fueran mis palabras siempre.

A veces me disfrazo, sólo para camuflarme y poder observar más de cerca a esos que creen llevar su uniforme. Aprendo mucho de ellos y de mí y de que no nos unen lazos.

No comparto esa necesidad de definirte con las fotos de las terrazas que visitas, que son imágenes en vez de recuerdos, tampoco las fotos de tu reuniones para cambiar el mundo, que son imágenes en vez de soluciones, tampoco con las imágenes junto a tus ídolos, que son imágenes en vez admiración mutua.

No entiendo como puedes hacer participes a la fuerza de tus mejoras, tus errores, tus cambios de destino a voluntad, a tus personas cercanas y maltratarlos públicamente si no soplán con el mismo aire que tu engrasada veleta.

Sé que has perdonado alguna que otra falta de lealtad y lo valoro, pero revisa tus niveles porque quizás por no salirte de la zona de confort estas perdonando demasiado.

Siento que la inercia no es cambiante y aunque lo sea, no sirve para definirte.

Los proyectos no te definen, el esfuerzo que pones en realizarlos y lo que llevas en la mochila hasta firmarlo quizás sí.

No entiendo como en una realidad geográficamente tan cercana, encuentras creencias en la que creer, por el simple hecho de que no te gusta dejar de hacerlo, en vez de asumir el control.

¿Y esa intención de destacar? Explícame a que se debe. ¿Has probado a amar?

No te das cuenta que detrás de tu terapia escogida hay un problema por resolver, antes de estar capacitado para escoger.

Lo único que tienes que necesitar es la capacidad de cambiar de necesidad.

Asume tu lugar, y deja a un lado tus alteregos y empieza a trabajar, no hacerlo no te va a quitar el miedo a no terminar. 

Tu sentido de ridículo es demasiado arbitrario.

Yo prefiero las cosas verdes y frescas, hablemos de la fruta, una bebida, una persona o un chiste.

No creo en el sufrimiento infundado, pero sí en la disciplina de asumir el sufrimiento y volar por encima.

Esa necesidad de autodefinirte... 

No creo en lo consejos que recibo ni en las recetas hasta que no las cocino minuciosamente, no me gusta hablar por hablar si no es para reirme. No doy por hecho ni tengo fe en todo lo que leo o recibo. Pero estoy seguro de lo que escribo, en el momento en el que lo escribo.

Como ves me falta materia a la hora de definirme.

Me gusta escuchar para depués poder contestarte y si lo requieres opinar. Pero escuchar para responder es ignorar.

Aprendo mucho cada día y de cada día y soy consciente de que sé muy poco. Creo en la admiración como el mejor vínculo entre dos personas, creo en ella por encima del amor, la pasión, la amistad y honor.

Quizás por eso malográis vuestro yo con tal de generar admiración, cuando lo verdaderamente admirable es dormir tranquilo y poder sonreir frente al espejo, o el estanque.

Yo admiro al que exprime las herramientas que tiene, ha tenido o ha fabricado, y al que agota sus recursos de manera sostenible. Grandes ejemplos en heroes anónimos. Imprescindibles como los de Bienvenido.

Evidentemente tengo objetos materiales, algunos incluso de cierto valor. Pero no me defino por ellos. Vivo en el sistema en el que he nacido, he de asumirlo y directamente eso me facilita algunas incoherencias de serie, pero sinceramente jamás es el sistema que habría escogido, si en mi voluntad estuviera. Y no por esta inmersión forzosa dejo de estar desconforme, ni de disfrutar del buceo.

La necesidad de definirte no la comparto, pero quiero estar a tu lado.

lunes, 26 de octubre de 2015

Personas que pueden/ personas que quieren poder.

Hay personas que necesitan que alguien les diga que tienen un poder.

Viven con la inmadurez de los ancianos, esa que da creer que por haber vivido más tiempo, se tiene más derecho a albergar una mente cerrada.

Aspiran a ser, aspiran a destacar siendo y exigen desde su más absoluta normalidad una reputación especial.

A veces ni siquiera quieren poder, sólo quieren que alguien les diga que pueden. Necesitan sentir la aprobación de su capacidad, aunque esta capacidad sea un proyecto que no tienen intención de desarrollar.

Reivindican para sí, el carácter épico del cine de batalla. Pero son grandes críticos de ese cine. 

Se disfrazan con estética de antihéroes para convertirse el héroes del grupo de los "anti".

Creo, que la evidencia camina por encima de la fe. También creo que la fe evidentemente, por sí misma no ha conseguido nada. La fe si ha conseguido algo ha sido mediante las personas, porque la fe es voluntad y las personas el medio para hacerse realidad.

Yo soy de los que pienso que la voluntad y los hechos caminan por encima de los argumentos y tengo mis humildes recetas propias para según que males.
  • La confianza se cura con respeto.
  • La envidia con la humilde intención de aprender y emular.
  • La autopercepción mejora sin la generosidad ajena, aunque no se cura del todo.
  • La salud y la ingeniería, empíricamente, se curan con ciencia y con cultura.
  • El mal humor se cura compartiendo risas en buena compañia, sobre todo en 1.0 si es que se puede.
Tengo más recetas pero tampoco es cuestión de cocinar tanto... Me da pena incluso de que a veces cocino sólo porque ni los pinches se animan a probar...

Hay gente que tan obcecados en buscar su camino, dejan de lado los paseos.

Hay orígenes que son poco originales y debemos asumirlo, siguen funcionando, lo lejano sea en tiempo o en distancia no siempre es lo mejor.

Algunos proyectan el futuro argumentados en sus hechos pasados, y el día de hoy lo dejan para debatirlo, pelearlo, y retocarlo. Así pierden días y días, sin saber que pierden su futuro en cada presente.

Personas que quieren poder, y quieren el poder. Lo quieren para hacer como aquellos que lo han tenido, lo tienen y lo tendrán, 

Se despistan a diario y obvian lo que realmente pueden hacer. Pueden sonreir, bailar y contemplar, pueden elegir como afrontar lo que acontece, y tienen el poder de acontecer sobre los demás como un bálsamo, una distracción y un reclamo para seguir luchando.

Esa es la diferencia.

viernes, 9 de octubre de 2015

El poder de las palabras...

Todo cambia cuando le damos forma a una sensación, a un sentimiento, a un pensamiento. A veces, las palabras hacen y deshacen la realidad, y tienen más o menos poder según quien las enuncie, escriba o cohesione, y en qué tono.

No puedo decir que no importa lo que piensen de mí los demás, lo que si os puedo asegurar es que no todas las opiniones me importan lo mismo. Y aunque me importa lo que piensen algunas personas realmente tampoco me importa lo que digan....

Y es que pocas personas generan, articulan y unen palabras. La mayoría se limita a repetir lo que unos pocos enuncian y sólo algunos tienen la posibilidad de darle forma. Es como cuando somos niños, que repetimos lo que oímos, hasta que algo empieza a tener sentido. 

Los pensamientos son costumbres, a menudo viciadas, que se congelan en una idea que, interior o exteriormente, sólo se expresa de una forma determinada. Normalmente por falta de capacidad de expresión.

En ocasiones me gusta agitar las formas de esos pensamientos ajenos y aunque estén sujetos a opinión o sensaciones personales, a través de las palabras son capaces de descongelarse y si no cambiar de forma, por los menos lo hacen de estado.

... De ánimo.

Las palabras tienen un valor, que a veces no somos capaz de darle.

Cerca de la linea de meta no importa si puedes o no, pero basta que alguien te diga "Tú puedes" para que al menos te lo plantees y quieras y puedas poder.

Nunca digáis que no estáis bien, nunca digáis que estáis mal, sólo decid que no es vuestro mejor dia.

A los demás les digo lo que a mi mismo. Acumulo sacos de palabras, pensamientos y relatos y aunque preso de mis pensamientos, esas palabras me liberan si las enuncio con cariño.

No podemos elegir lo que nos llega, sí podemos elegir como tomárnoslo.

Basta con que yo lo enuncie para que te lo plantees, es algo que ya sabes, pero quizás necesitas que alguien te lo diga para darle el valor, el poder, el tiempo de maceración para crecer, para creer.

Expresaros y continuamente, haced el ejercicio de decir lo mismo de otra manera, os va a reportar grandes beneficios en vuestro "más al fondo".

Eso sí, expresaros con el cariño y la mesura del que está siendo filmado, y pensando que no podeís controlar a quién llegará ese video.

Os deseo buenas palabras.