A Laura Baena,
la de la memoria alterna y el recuerdo fijo,
la de las buenas huestes, de las que elijo,
y aunque no soy de los días 'señalaitos'
si que adoro los momentos y los fijo como hitos,
vitales...
La reciente amiga con buqué de antaño,
con la que yuxtaponer nuestro acervo,
con la que detener palabros,
—lo admito: desconocida hogaño,
pero la descubro a diario
—
La joven perpetua, y la inocente asceta
la que habla bien de los demás y
si no puede hacerlo se está quieta, y 'callá'
que está más guapa.
La de la prudencia impulsiva,
la regente de su morada, de su familia
la de la mañana activa, de sincera democracia,
pareja fiel y defensora furtiva
que siempre te abre su casa.
La que reclama las Torres,
por equidad hereditaria, por cariño
y posicionamiento, que las torres son bien altas
y soportan más que un muro,
contra el enemigo y el viento.
al abrigo del aparejo.
La humilde admiradora a la verdad proclive,
la autoexigente desbalanceada que por mejorar no vive
la consumidora de arte, poesía, teatro y cine,
tan querida y local, como tópica profeta global
que reconocerla real, no es difícil en este universo.
La de los ojos iridiscentes, cual ciscos de olivo
la del pelo dominante y el moreno vivo,
bonita por dentro y por fuera,
que no cumple años si no metas,
aunque celebre otra vuelta al astro rey...
Si aún no la habéis, sino habéis visto su luz,
es que no veis.
Se me acabaron los óleos,
así que este mi dibujo, de lo que sé de ti,
desde que te conozco.
Feliz siempre, da igual el cumpleaños,
Y el día de después...
