Buscar este blog

viernes, 17 de junio de 2022

Un año de viaje Mamá.

Hoy hace un año que partiste.

Espero, desde el plano de la energía en el que te encuentres,
que no mires mucho atrás,
yo intento mirar hacia delante.
Recordando tu humildad de caminante.

Dejaste trabajo por hacer
y mucho trabajo hecho,
tanto, que es fácil ver lo poco nos cunde
por indigestión de realidad
y lo mucho que digeriste por nosotros.

Intentaste hacernos independientes y libres,
y cada día me esfuerzo en seguir siéndolo.

Eso no se me puede olvidar, 
pues nos diste el don de saber
para no necesitar, y 
renunciaste a tu puesto de mamá gallina
en pro del vuelo de los polluelos.
Y claro, ahora entiendo el síndrome de nido vacío.

Cuanto te hecho de menos,
qué injusto, 
qué soledad asumiste por nuestra felicidad,
qué poco me gusta ver lo mucho que tapabas,
tragabas y arreglabas,
para el idílico diseño de nuestra inopia,
al final tanto remiendo, 
se te atragantó en forma de bicho galopante.
Y tú sin caballo, ni escudero, ni acompañante.

Te doy las gracias, porque
con el ejemplo nos enseñaste a observar,
a ser perceptivos 
y a leer a las personas como el cristal.
Yo siempre quise aprender.
Me está viniendo genial.

También sigo descubriendo cada día,
la altura, la elegancia y la clase que nos inculcaste,
porque sin ti no sabría estar 
en todos los sitios que sé estar.
Es de cuna, el mérito es tuyo y de nadie más,
porque la nobleza no entiende de recursos,
sino de actitudes.

Instruido me siento para destacar por consciencia,
y por a conciencia,
por finura al hilar y por prudencia,
aunque esta última competencia la estoy aprendiendo ahora,
un poco tarde, pero te gustaría verlo.
Te haría gracia.

En todo, claro está, no somos iguales,
a veces no callabas, reaccionabas y luego perdonabas.
Yo me esfuerzo en no reaccionar.

Nos regalaste la virtud de saber quien era bueno 
y quien no sabía serlo,
también a ver, quien no quería serlo.

A veces con esto te liabas un poco.

Te cegaba una sublime claridad pasada y futura
cargada de "y sis". 

También te admiro mucho,
sé tus fallos y defectos, pero el recuerdo subraya el talento.
Y hay cosas que no entiendo.

Cómo podías predecir el futuro,
y callarte tras un muro,
como podías ser tan real
y a la vez cómplice de tanta falsedad,
como pudiste guardar tantos secretos
y vivir con el veneno del silencio
mientras todos sabíamos que tu alma
gritaba libertad.

Asumo mi parte de culpa,
te merecías más.

Vivo viéndote cada día en Alma,
no sabes lo que me gusta y lo que me duele,
ver tus ojos, tu sonrisa y lo trasto que es en tamaño mini.
No sé como se puede parecer tanto 
a alguien que casi no conoció.

Se acuerda de ti,
y yo me acuerdo a diario de lo que merecías disfrutarla.

Tiene tus cejas y tu gracia.
tu sonrisa y tus pomulillos,
sobre todo cuando se enfada XD
pues al parecer la personalidad también en parte se hereda.

No digo que me esfuerce,
pero intento que no se olvide,
e intento inculcarle los valores
que nos diste.

Te quiero mucho y te querré,
y te intento comprender,
me enorgullecen los últimos días que estuve contigo,
y no tiene nada que ver con mi ombligo,
sé que lo hice bien y mejor lo pude hacer,
pero alguna sonrisa y alguna mirada
me dicen que no fallé.

Intento aprender en cabeza ajena,
intento alejarme de lo que hace daño,
intento buscar un escaño 
para ver más el sol, la playa y el campo,
intento disfrutar y alegrarme 
aunque no se me da tan bien como antes,
intento avanzar
aunque ya no puedo ir por delante.

Estás en mí,
y en el corazón de muchos.
Eso es lo que cuenta.

No es la historia más triste,
ni la más injusta, 
es natural y es la nuestra
y eso me basta,
cuando pienso en tus abrazos
y en tu magia.

Te echo de menos,
no me alivia, pero me sacia.

Vaya añito mamá XD.

Al final me tengo que reir,
"como no me despeinen"...











No hay comentarios:

Publicar un comentario