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sábado, 14 de septiembre de 2013

Ni el arte ni el cariño tienen un botón.

Ni el arte ni el cariño tiene un botón, eso lo saben los artistas y las putas.

Vender humo de poco sirve para los que realmente aprecian y viven el arte, o exigen sin fruto el cariño. Valoraré con creces a esas personas que sin ser el momento, sin llegar a hacer acopio de la magia necesaria, exhiban su arte, o tengan que hacerlo como oficio. Pobres presos de si mismos o del público, pintores, escritores, músicos, cantantes... etc,  que pintan cuando se les dice: pinta, escriben cuando se les dice: escribe, o cantan cuando se le dice: canta, porque seguramente no les apetezca. Y es que insisto ni el arte, ni el cariño tienen un botón.

No valoraré tanto a esas personas que sin ser el momento, y sin tener la confianza o afecto necesarios te brindan o reclaman algo que aspira ser cariño. El arte no se practica, aunque hay que trabajar duro para que nazca de manera natural y sin epidural.

Presuponer, insistir, exigir arte y/o cariño es como pretender negar la empatía cuando sucede. 

Pido  a todos y cada uno de vosotros que no pretendáis ni exijáis el arte instantáneo, ni el cariño prestado, pues son ríos, son energías, son un universo de factores que fluyen sobre respeto, nunca máquinas expendedoras.

Dejad de pedir, sentaos a esperar, atentos y pacientes, receptivos a sentir, y quizás el arte nazca, y el cariño sea regalado, sin prestamos y sin botones.

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