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sábado, 23 de noviembre de 2013

Lamayor riqueza del mundo, (A) LA DO# MI riqueza del mundo.

La riqueza huele demasiado a deuda para mi, si no hablamos del peso neto de las personas.
Disfruto del lujo de no tener nada, cosa que pocos pueden hacer. Y si necesito unas hojas y un papel seguramente alguien me lo regale, quizás talle la corteza de un árbol sin saber si el envío durará más que mi memoria, me moría al pensar que cada vez se respeta menos a los arboles, quizás aun sí las tallas.

Me siguen ofreciendo cosas que no pedí y que no puedo pagar, sigo sin quererlas, aunque las plazco, no me placen. Ni demasiados favores pido, si no se saldan con el alma, o fueron saciados o refugiados en el cariño eterno de la amistad, no de la familia.

Aunque a veces todo coincide...

Todavía nadie me ha intentado impedir que escriba o haga, todavía tengo suerte. Y es muy probablemente que siga fingiendo que ni yo mismo entiendo lo que escribo, lo fingiré para mí, para los que lo entienden de sobra y no lo quieren admitir, para los que no quieren entenderlo, un aplauso, y para los que no lo comprenden, pobrecitos.

Porque a veces ensimismado en un halo de despotísima prepotencia, llego a mellar algún diamante, a veces en bruto. Pocas veces, me gusto, pero cuando lo hago soy sincero conmigo, el resto de las veces nunca.

Que fortuna que cuando no me funciona el corazón me funciona la mente, cuando no me funciona la mente, lo hace un vigoroso espíritu afín al alma, cuando el alma cae, me asisten los dedos, cuando los dedos caen lo hace mi voz y mi pecho con algún recuerdo, espero que no caiga mi voz antes que mi corazón... Ni la creación antes de la repetición. Ni los matices, ni el color, ni el cáliz.

Pereza me da el intento de ser sencillo y aveces simple y no lo consigo. Qué gran verdad que me haría mentir, tacharme y rehacerme. Que entretenimiento tan sutil, tan sueño y tan inútil...

Gusto de la ligera presión del devenir, suculenta espera intrigada, la que no esperada nada, la que no necesita dormir, la que abraza la cama, solo para servir, mulle la almohada, solo para pensar sin repetir, le escupe a la mediocridad del presente y también al futuro, aunque a veces escupa hacia arriba.

No aveces tus ojos a leerme, aveza tu cuerpo a crear. Mira me a mi que contento... Sí, es cierto, reírse de algunos lectores no es justo, pero tampoco es delito.

Gracias si al leerlo la segunda o la tercera vez has entendido algo diferente de la primera, y así sucesivamente, pues ya estás creando tú más que yo. Gracias si no has entendido nada pues reírse sea justo o no, es sano, Gracias si no lo leíste, pues seguramente eres prudente y/o productivo y necesitamos más gente como tú.





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