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domingo, 14 de febrero de 2016

La mesa pentagonal de cuatro patas

Una de las patas es un tronco, 
algo así como leña,
sin demasiado barniz.
La forma es suficiente y estable,
quizás un poco más grande
de lo que la mesa necesita.
Pero no sirve. Aún no sirve.
La pata está triste porque 
recuerda que antes de tronco fue árbol,
sólo piensa en el bosque,
y en sus antepasados,
arboles centenarios de los que aprendió
las estaciones y se enamoró de las raíces,
que le cedieron su agua,
quizás en exceso, 

Otra de las patas, la más alta,
es de yeso, yeso de primera mano,
que es un poco más oscuro que el de terminación.
Es una pata infinitamente creativa,
llena de labrados y formas
que parecen sacadas de un sueño,
Es algo más esbelta,
en la base apoya sobre la punta de un diamante en bruto,
Pero no sirve, Aún no sirve.
La pata es demasiado frágil,
el yeso esta pensado para ser visto
pero no funciona bien con según que esfuerzos
la base, una pirámide invertida de carbono,
no se fija al suelo en el vértice, y muchas veces
acaba manchando de negro el suelo,
con pequeños movimientos.


Otra de las patas es de aglomerado,
El aglomerado es una composición
de virutas y tiras de maderas 
de diferentes calidades, cualidades,
tamaños y propiedades que se fijan
bajo una forma a elegir, por un adhesivo químico.
Funciona bien a compresión,
La forma escogida esta genial,
quizás se le echa de menos un recubrimiento de melamina,
sólo a nivel de protección,
pues el aglomerado en presencia de humedad
disminuye sus propiedades,
se deshace, e incluso el potente adhesivo químico se disuelve
y volvemos a tener virutas.
Y normalmente tanto la leña, como el yeso
siempre tienen algo de humedad.

La última pata es nueva,
parece así como de diseño,
diferentes partes y algunos complementos,
como una goma en la base
con una rosca para ajustar la altura,
una rótula en el centro porque sirve para mesas altas y bajas,
tiene un sistema de fijación sofisticado,
pero no se fija bien al tablero,
parece como si estuviera restaurada,
está de exposición y al final te la venden,
o mejor dicho al final la compras y la pagas.

El tablero es un precioso pentágono irregular rojo,
no sirve para apoyar nada porque cada pata tiene una altura,
y al no estar a nivel todo se desliza y cae,
no son pocos los platos rotos,
El recubrimiento es poroso a la humedad e impermeable al barniz,
lo que lo convierte en amigo del moho y enemigo de la durabilidad.

En la esquina que queda coge el tablero un hilo de nylon
es transparente como de pescar,
tiene una cogida en el techo,
es poco práctico, porque aunque resiste bien
no lo ves al sentarte,
y puede cortarte si te mueves demasiado rápido.
al final encima del tablero todo estorba.

Creo que la mesa esta bien,
lo que no tengo claro es si hay que cambiar algo,
o dejarla tumbada más tiempo.

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