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sábado, 19 de octubre de 2013

A las pequeñas personas con aires de grandeza.

Demasiadas pequeñas personas con aires de grandeza. 

Me transportan en primera clase a la capital del hastío.Tantas y tantas personas pequeñas, personas vacías, personas con aires de grandeza, sin aire y sin grandeza.

Esa subespecie aferrada a sus grandes y hedorosas aficiones y obsesiones y convicciones, la mayoría de las veces ni siquiera segregadas por su persona, sino heredadas. Herencia unas veces impuesta y otras muchas adoptada alegremente para superponer capas a modo de muñeca rusa, superponer capas una y otra vez para ocultar la minúscula.muñeca maciza y llena que se es y aparentar esa grandeza pobre y mediocre, esa grandeza basada en la superposición frívola de la oquedad, y una cargante repetición sin sentido.

Desfondado de ver como se intentan enmendar problemas frente a las hornacinas, enderezar vidas frente a boutiques y concesionarios, o dialogar, negociar y gobernar a golpe de talonario, firmando con almas ajenas.

Ultrajado por la solución y cubrición de las necesidades que ellos mismos nos generan. Gente que no vale nada y se recubre de oro, personas pequeñas recubiertas de grandes diamantes para ocultar su tamaño, Con sus pestilentes aires de grandeza cargados de desaires, desaires cargados de ignorancia, e ignorancia cargada autoafirmación.

Deplorables aires en pos de la opinión, en pos de la verdad única, en pos de la ubicación, también única. Estáticos, inamovibles. Sin más perspectiva que la propia. Siempre en constante jacta de su amaneramiento, en contra del sentido común,y de lo común frente a lo propio, recelosos de cualquier cambio, progreso o descubrimiento, pues sus aires almacenan sus propias metralletas y máquinas para el olvido foráneo de los librepensadores. 

Porque no tienen nada sin lo que mal aprendieron y mal quieren enseñar. Porque sus aires no les dejan aprender más, ni menos. Su vagancia y aversión al esfuerzo les libran de todo mal. Y solo su rancia rutina, sus formas de vestir y expresarse, sus fingidas amistades consiguen autoengañarlos para poder ir durmiendo tranquilos y no siempre.

Aborrecimiento al simiente de esta gente pequeña, pues sus frutos serán pequeños también, y regados con aires con Chanel, en vez de con insignificante agua limpia, quedaran secos muertos e inútiles, tufos de muerte y Chanel que gran lujo, pero incapaces también, claro está, de dar grandes frutos.

Quizás es este asco contenido, el que algún día salga, pues se hace grande y sin aires de ningún tipo. Y como este, la  asqueada sensación compartida por muchos otros. Ojalá salga, luche y gane. Y valoremos a la gente por su tamaño y su peso específico, no pos sus aires.

Pues vivir del aire siempre me ha parecido muy difícil.











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