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viernes, 4 de octubre de 2013

Más feliz que nadie.

Soy más feliz que nadie.

Porque en una vida llena de desaires tengo lo que quiero, que más da qué tuve o qué tendré, porque elijo donde invertir mi tiempo y gastar mi dinero. soy más feliz que nadie.

Porque me cansé de los ademanes de la vida, de los títulos en mayúscula y etiquetas de "CORRECTO". Porque me río de muchas cosas por las que otros lloran, gritan y patalean, soy más feliz que nadie.

Porque no acepto patrones y detecto al vuelo a los comerciales de los mismos, porque no tengo un plan de vida que incluya hipotecas y deudas, grandes casas y coches, relojes con cristal de zafiro o pantallas curvas de 60'', soy más feliz que nadie, porque mis decisiones no las toman las tradiciones, ni la cultura, y mucho menos la incultura borreguil.

Porque desde niño disfruto con las cosas que considero bien hechas, y me importa una maloliente mierda si están bien hechas para los demás, pues mis valores y obligaciones son mucho más estrictos para mí espejo, simplemente están hechos a mi medida. Porque nadie mejor que yo subraya mis fracasos, y valora mis trofeos, soy más feliz que nadie.

Porque tengo junto a mí "justo y seguido" a las personas que quiero tener, y ellas quieren tenerme a su lado. Porque las admiro tanto, que de vez en cuando las dejo holgar en mis pensamientos, y firmar con su opinión, sin contrato y con un profundo respeto mutuo. Pues conocen de la libertad como yo, y saben del piadoso tesoro que supone, y gozamos de que la de cada uno termine en la del otro... por eso soy más feliz que nadie.

Porque prefiero cualquiera de mis equivocaciones coherentes, a los aciertos baladíes, habituales pastiches forzosamente aprendidos en la sociedad, dedicados a tergiversar la realidad de los reales retos de la vida. Porque me encanta equivocarme y aprender, y me siento suspicaz cuando aprendo de los errores de los demás pues ahorro tiempo y convalecencia y así también soy más feliz que nadie.

También soy más feliz que nadie cuando no me meto en lo que no me importa, cuando obvio mi opinión a sabiendas de que no será escuchada, cuando no intento solucionar problemas que no me acontecen y respeto el devenir de los demás. Pues la gente que se dedica a todos estos menesteres me da de que prefiere la dificultad ajena para eludir los quehaceres propios... Pobres ingenuos pues no hallaran solución ni para ellos, ni para los demás.

Sólo me obligo enjuiciar criterios, si se me lo requiere. Siempre de manera desinteresada. Y sensatamente, asiento que el veredicto, o la fórmula expuesta, probablemente no le valga a otro que no sea yo mismo, aunque todo es posible afirmo y confirmo más feliz que nadie.

Porque cuando escribo sé que nadie entenderá lo que yo, pues cada una de las personas proyectará sus propias alegrías y quebrantos creyendo entenderme, y dando forma, razón o causa a cada coma, curioso que entre causar y acusar solo exista un pequeño desorden morfológico. Casualidad. Y porque sé que el resto de las personas que no se incluyen en cada una, no entenderá las hechuras de mis textos en absoluto. 

O porque quizás todo aquel que no lo lea se acercará más a mí, soy más feliz que nadie. porque así un solo texto sera un millón de textos, una obra es infinitas interpretaciones, y eso me hace más feliz que nadie.

Nada más necesito, que lo que me llegó, riqueza sin igual con forma de guitarra o de hojas en blanco, pues si no tengo para comida perderé peso y si no tengo techo, me mudaré a diario viajando siempre con un bonito estuco estrellado, Qué poco puedo perder, qué poco me puede quitar la vida, pues ni la salud envidio, quizás si un buen aceite de oliva o un jugo de cebada. Poca más materia ambiciono.

Por eso soy más feliz que nadie.









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