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miércoles, 9 de octubre de 2013

Ese primer día que me acompaño tu ausencia...

El primer me día que me acompaño tu ausencia,
lo recuerdo con cariño y sin nostalgia.

Celebro el tiempo que pasamos juntos, pero pocas veces,
porque de contrastes nos forjamos y si no te hubiera tenido,
no festejaría tu marcha.

Quizás contigo aveces era más fácil,
pero bendito el esfuerzo que haga por no tenerte junto a mí,
pues sin ti soy más hombre y más persona,
soy más niño y anciano, y un poco menos ciudadano.

Y qué más da si desde que te fuiste me cuesta más encajar,
o si que me acepten incluso en la pequeñas cosas del día a día,
se hace ocasional en vez de probable,
pues desde ese primer día que me acompaña tu ausencia,
duermo mejor, con más espacio,
sin tu manías y cantinelas que me llenaban de ruido la almohada.

Es cierto, contigo nunca estaba solo, pero que necesaria para mí es la soledad
pues sólo solo, nace el orden, quién quiere tu compañía y fárrago.

Lo que ahora cuenta es que te has ido, y poderoso y casi invencible me siento,
pues que no estés es un ejercicio diario que me descansa,
la puerta no la encontrarás abierta, no intentes volver. Ni con un ejército.
Pues hoy sé que el miedo a la verdad nunca me sirvió para nada...
Te fuiste por fin y ahora la verdad siempre me acompaña,
 pues que gran verdad que "la verdad os hará libres".


"Carta al extinto miedo a la verdad, sin P.D." de Cartas a  Destinatarios Raros.
09 oct 2013






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